domingo, 1 de mayo de 2011

¿de qué manera la utilización de un paradigma sociocultural ayuda al diseño de actividades pedagógicas mediadas por tecnología digital?

El conocimiento no se construye de manera autónoma, pues invariablemente es requerido el trabajo en conjunto, la interacción sincrónica o asincrónica y la socialización de los conocimientos y más importante aún, la colaboración de los otros en la construcción de los aprendizajes. En la construcción de conocimiento la participación de comunidades de práctica contribuye al mejoramiento del proceso educativo, de tal forma, “Una comunidad de práctica es aquella en la que sus miembros interactúan para profundizar sus conocimientos y experiencia acerca de un tema de interés común.” (Wenger, 1998) en Falconi (2010)
En una comunidad de práctica cada uno de los miembros que interactúa en ella participa de manera colaborativa en el proceso de construcción y decodificación de los significados; una comunidad  de práctica, o de conocimiento, lo mismo puede estructurarse intra aula de manera tradicional o a partir de comunidades virtuales, las cuales al igual que aquellas que se establecen intra aula, comparten intereses comunes y finalidades establecidas; comparten información tanto cara a cara o a través de medios virtuales, esto es “La actividad de aprendizaje compartida no exige necesariamente un espacio físico compartido y se puede producir mediante redes que pueden ser próximas o distantes” Daniels (2003) p.105.
            En el diseño de las actividades pedagógicas se requiere la estructuración de un compromiso compartido, es decir, personas que negocian mutuamente la estructuración y seguimiento de los aprendizajes, de manera que lo que ofrece cohesión en una comunidad de práctica es el compromiso de cada uno de sus integrantes. Wenger (2001)
El paradima sociocultural implica el compromiso compartido, así como el apoyo del otro en el proceso de construcción de los aprendizajes. Los materiales pedagógicos, y más específicamente, la tecnología educativa juega un papel importante en el diseño de ambientes de aprendizaje; en el proceso educativo; la mediación tecnológica, audio, video, medios virtuales, etc. se establecen como factores de mediación que posibilitan o dificultan el proceso comunicativo. Estos mismos medios contribuyen a facilitar el proceso educativo, estableciendo diferentes vías o canales de comunicación y posibilitando al individuo la aproximación a los contenidos de aprendizaje y con ello el anclaje de los conocimientos (Burgos, 2007).
De acuerdo a Ramírez, M. S. (2007)  Si bien los medios tecnológicos por sí solos no contribuyen a la producción de los aprendizajes, pues una foto, un video, requieren para ofrecer una significación, utilizarse de acuerdo a objetivos pedagógicos, se manifiestan como valiosas herramientas y auxiliares en la mediación de los aprendizajes.
En el ámbito educativo, la mediación pedagógica encuentra en los medios virtuales, redes sociales, plataformas educativas, etc. un canal de gran aceptación en el proceso educativo. La mediación pedagógica contribuye a fortalecer vías de acceso entre el estudiante y los aprendizajes, a la par que flexibiliza el proceso educativo fomentando el fortalecimiento de compromiso conjunto. Ello implica cambios no sólo en los sujetos de aprendizaje, sino de cada uno de los diferentes involucrados en este proceso: estudiantes, maestros, instituciones educativas y en consecuencia en los sistemas de evaluación.
El rol del profesor se modifica, deja de lado el papel de transmisor de los conocimientos y asume el rol de guía o facilitador de los aprendizajes. El proceso de enseñanza-aprendizaje rompe los paradigmas conductuales y se centra en las necesidades del alumno como individuo participante de su proceso educativo. Ese rompimiento en los paradigmas de los modelos tradicionales de enseñanza, contribuye al incremento de la significación de los contenidos y de las actividades de aprendizaje.
El docente fortalece el clima de confianza de manera que favorece en el estudiante su proceso de autogestión, y el reconocimiento de sus aciertos y errores en su proceso de aprendizaje (Heredia y Romero, 2007)
Las instituciones por su parte no pueden permanecer estáticas a la transformación de los paradigmas educativos, requieren adecuarse a los cambios y en consecuencia definir y establecer objetivos futuros a alcanzar para la educación, acordes a las necesidades actuales y que contribuyan  en favor tanto de la institución como del alumno (Heredia y Romero, 2007).
El conocimiento humano es muy vasto, por lo cual saber qué conocimiento debe aprender el alumno no es una terea fácil, de tal forma, las instituciones educativas deben tener en cuenta tanto la cuestión teórica que sirve para la fundamentación metodológica como  las cuestiones prácticas que le serán de gran utilidad en el campo laboral; de modo que resulta fundamental contemplar la formación integral del individuo fortaleciendo tanto los conocimientos, como las habilidades y valores.
Por otra parte el conocimiento es por naturaleza una actividad social en la cual intervienen distintas instancias destinadas a la preservación de la cultura y fomentar la creación y generación de nuevos conocimientos en los distintos campos del saber. La evaluación de los aprendizajes no puede limitarse a la cuantificación numeral de los mismos, ha de ofrecer una continuidad al proceso transformador y en consecuencia  deben contemplar diversos aspectos que le serán de utilidad en la formación integral del estudiante, desarrollando las bases necesarias que les permitan ser competitivos tanto social como laboralmente dentro de su comunidad ya sea en el ámbito local, nacional, o internacional.

Burgos Aguilar, J. V. (2007). El reto de la radio interactiva y la tutoría virtual. En A. Lozano Rodríguez, & B. A. Vladimir, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 241-276). México: Limusa.

Daniels, H. (2003) Vygotsky y la pedagogía. Paidós. México. Pp. 103-138

Heredia Escorza, Y., & Romero Murguía, M. E. (2007). Un nuevo modelo educativo centrado en la persona: compromisos y realidades. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 53-75). México: Limusa.

Falconi, J. E. (2010) Tecnología Educativa y Redes de Aprendizaje de Colaboración. México. Trillas. Pp. 131-150

Ramírez Montoya, M. S. (2007). Administración de objetos de aprendizaje en educación a distancia: experiencia de colaboración interinstitucional. En A. Lozano Rodríguez, & J. V. Burgos Aguilar, Tecnología Educativa en un Modelo de Educación a Distancia Centrado en la Persona (págs. 351-373). México: Limusa. Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/780/78040107.pdf

Wenger, E. (2001) Comunidades de práctica: aprendizaje, significado e identidad. Paidós. México. Pp. 99-114

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